¿Cómo se mide el éxito de un coche? ¿Por sus cifras de ventas? ¿Por su impacto en el mercado? ¿Por el legado que deja? La presentación del Citroën Ami hace unos días me dio la oportunidad de reflexionar sobre esta cuestión. He hecho un poco de examen de conciencia y te daré mi punto de vista. ¿Quieres comprar un coche de ocasión al mejor precio? te recomendamos el concesionario de coches segunda mano Madrid Crestanevada.
El Citroën Ami nunca funcionará. Es un hecho: no tiene patas. Y algo más. La nota de prensa puede presumir de su versatilidad y facilidad de uso, pero la propuesta me parece demasiado restrictiva. Aunque sólo sea por la recarga. Sí, se puede enchufar en cualquier toma de 220 V. Sí, la batería se llena en tres horas como máximo. Pero aún tienes que encontrar ese enchufe de 220 V. Las estaciones de recarga de los barrios periféricos se han derretido como la nieve al sol. Y la autonomía de 70 km hace que el Citroën tenga que recargarse como máximo una vez cada dos días. Así que tienes que encontrar una salida cada dos días. ¡Buena suerte!
Así que me vas a decir: «vamos a alquilarlo por minutos, así no tenemos que preocuparnos del aparcamiento ni de la recarga». Es cierto, sobre todo porque la tarifa de alquiler (0,26 euros por minuto) es globalmente interesante: un scooter eléctrico cuesta unos 0,20 euros por minuto, sin contar los gastos de desbloqueo (1 euro en la mayoría de los casos), y no encontrará en ningún caso la protección contra las inclemencias del tiempo que puede ofrecer el Friend. Pero la cuestión es la siguiente: ¿realmente necesitamos cuatro ruedas para movernos por una gran ciudad?
Cada día desaparecen plazas de aparcamiento, aparecen carriles bici bonitos, amplios y seguros, que permiten que las bicicletas (tanto personales como de autoservicio) florezcan por todas partes. El problema de los patinetes no autorizados parece haberse resuelto, y cada vez vemos más objetos de movilidad individual compactos y fáciles de transportar a los pies de los habitantes. Por no hablar de los autobuses, tranvías y metros. En resumen, lo habrás entendido: cada día que pasa nos aleja un poco más del interés de conducir en la capital. Voy a ser un adivino barato: no creo en el éxito del coche compartido estrictamente urbano.
No sirve en grandes zonas urbanas, entonces. ¡Usemos el Ami en el campo, entonces! Parece que se han resuelto dos problemas: la obligatoriedad de utilizar un medio de transporte individual y, como la mayoría de las viviendas son casas, el problema de la recarga parece haber desaparecido. Pero el Ami no tiene licencia, y sin licencia significa que el límite de velocidad es de 45 km/h. Al estar limitado a 45 km/h, prohíbe legalmente el acceso a circunvalaciones y autopistas (incluso urbanas), y dificulta la circulación por el menor tramo de carretera nacional o regional. En resumen, es para la ciudad, y punto. Pero para uso urbano, bueno… volvemos al punto anterior.
Ya lo hemos visto: el Ami nunca se venderá. ¿De verdad? Pues porque el Citroën tiene unos argumentos bastante sólidos. El primero es su precio: a 6.000 euros de bonificación deducida, el Ami destroza a toda la competencia. No se puede encontrar ningún Ligier o Aixam por menos de 9.000 euros, y los (muy raros) coches eléctricos rondan los 15.000 euros. Más del doble de precio que el Ami, para prestaciones similares en cuanto a autonomía y recarga. Ya está. Por tanto, los 15.000 PSV vendidos en 2018 tienen todas las posibilidades de ser sustituidos en los próximos meses.
Puede que digas: «puede, pero el coche es feo». En primer lugar, no se dice «es feo», se dice «no me gusta». Y luego, la genialidad de Citroën es decir que NO, que el Ami NO es un coche: es un objeto de movilidad. Al igual que usted, pensaba que este término no era más que otra expresión de los comunicadores de gama baja, pero pensándolo bien, me doy cuenta de que en realidad es una genialidad. Decir que el Ami no es un coche lo profana totalmente. Ya no tiene que parecer un falo gigante con un capó extremadamente largo, ruedas de 5439 pulgadas, espacios acristalados reducidos al máximo, en definitiva, le da un gran soplo de aire fresco. Como vimos el año pasado en el elegante concepto Ami One, la simetría está a la orden del día. Las puertas, los paneles oscilantes, los parachoques y las ventanillas laterales son idénticos en los lados izquierdo y derecho del coche. ¿La combinación de colores? Monocromo, con un color azul grisáceo que se mezcla en todas partes – habrá pegatinas disponibles para hacerlo tuyo. El estilo es, pues, cuando menos innovador, pero estos pequeños trucos ayudan a limitar los costes de fabricación y posventa. ¡Ingenioso!
Decir que el Ami es un objeto y no un coche también rompe la barrera de la distribución. Compras el Citroën como compras un patinete eléctrico: desde el salón de tu casa, visitando la web de la marca, o yendo directamente a la tienda. Y entonces, boom, una gran innovación: el Ami se venderá en Fnac y Darty, junto a televisores y cafeteras – permaneciendo, por supuesto, disponible en la red «normal» de Citroën. ¡Esto es una locura! Me parece una locura. Qué gran dedo corazón a toda la fantasía imaginaria del automóvil: Citroën pisa a fondo el acelerador y me parece sencillamente emocionante. Citroën se parece demasiado a los punks.
Bueno, lo único que cabe esperar es que el Ami llegue en el momento oportuno. Hace diez años, la gente no estaba dispuesta a cambiar muchos de los atributos de un coche «de verdad» por un simple medio de transporte. ¿Han cambiado ahora las cosas? Tengo esperanzas. La movilidad actual (al menos en las grandes ciudades) se ha transformado, desacralizado y multiplicado: el coche se ha convertido en un medio de transporte más entre otros. Cuidado: el Ami podría muy bien meterse en una cajita que se inventará…