Aunque Volkswagen está en la cresta de la ola de los SUV, no se olvida del resto de segmentos, como ha demostrado la reciente renovación del nuevo Polo. Ahora aborda el segmento de los monovolúmenes compactos con el restyling del Golf Sportsvan. Primera prueba al volante del nuevo 1.5 TSI de 130 CV.
Como dice el refrán: la pérdida de un hombre es la ganancia de otro. Está claro que si el segmento de los SUV muestra una salud y una progresión insolentes, esto se hace en detrimento de las demás categorías y el segmento de los monovolúmenes ha recibido esta ola en la cara. El resultado duele porque todos los modelos están perdiendo cuota de mercado. El Renault Scénic y el Citroën C4 Picasso siguen en la cima del segmento, pero se venden la mitad que el Peugeot 3008, por ejemplo.
Para tratar de reducir esta brecha, Volkswagen decidió hacer un restyling de su modelo aparecido en 2014. Como suele ocurrir con el fabricante de Wolfsburgo, los cambios son especialmente ligeros y sólo afectan al frontal del coche, señala el concesionario Crestanevada compramos tu coche. Así, adopta nuevos faros, una parrilla rediseñada y un nuevo parachoques. Nada más, salvo los faros traseros que adoptan la tecnología LED. Nada que revolucione el estilo de este Sportsvan.
Si las modificaciones exteriores son muy discretas, no hace falta detenerse en el interior, que es estrictamente idéntico. El toque de diversión y originalidad del Polo y del T-Roc no ha llegado, por desgracia, a este Golf Sportsvan. El salpicadero es especialmente triste y austero, aunque es muy serio en cuanto a la calidad de los materiales y el montaje. El único elemento de lujo es el sistema multimedia opcional Discovery Pro con una pantalla de 9,2 pulgadas que se puede controlar mediante gestos. La única decepción es que la pantalla de información activa 100% digital no está disponible. A fin de cuentas, este Sportsvan es lo contrario del Renault Scenic, que tiene un diseño interior mucho más original pero de calidad inferior.
Afortunadamente, mantiene sus cualidades familiares con algunos aspectos prácticos muy bien diseñados. Los ocupantes de las plazas traseras apreciarán el generoso espacio, tanto para las piernas como para la cabeza. Gracias al asiento trasero deslizante de 18 cm, se puede aprovechar el maletero o los asientos traseros. El volumen de carga también está en la mitad de la clase, con una capacidad de entre 500 y 1.520 litros. Todo ello se completa con los numerosos y amplios espacios de almacenamiento repartidos por la cabina. El único inconveniente es que el asiento corrido no se puede abatir desde el maletero.
Volkswagen aprovecha este restyling para introducir nuevos motores. No en diésel, donde seguimos encontrando el 1.6 TDI de 115 CV y el 2.0 TDI de 150 CV, sino en gasolina. Atrás quedan los 1.2 y 1.4, sustituidos por los 1.0 y 1.5 TSI que desarrollan 85 y 110 CV para los primeros y 130 y 150 CV para los segundos. También hay que destacar que este Sportsvan es el primer modelo que inaugura la versión de 130 CV del 1.5 TSI con desactivación de cilindros.
Para esta primera prueba, obviamente, hemos elegido el nuevo 1.5 TSI de 130 CV acoplado para la ocasión a una caja de cambios manual de 6 velocidades (también está disponible con el cambio de doble embrague DSG7) que sustituye al 1.4 TSI de 125 CV, el motor más vendido del Sportsvan. El 1.5 TSi debería seguir la misma tendencia. En uso, lo primero que se nota es lo silencioso que es. Al arrancar, el ruido del motor es casi imperceptible. Lógicamente, es un poco más ruidoso en las fases de aceleración, pero su nivel de ruido es excelente. Tras esta sorpresa inicial, el motor se muestra un poco hueco por debajo de las 2.000 rpm, pero una vez que alcanza este régimen, tiene una buena longitud, una aceleración relativamente viva hasta las 4.000 rpm y una aceleración enérgica, como demuestra el tiempo de 0 a 100 km/h de 9,6 segundos. Gracias a su tecnología de desactivación de cilindros -dos cilindros se desconectan lo antes posible- este Golf Sportsvan puede presumir de unas cifras de consumo razonables. En nuestra prueba de conducción, pudimos registrar una media de casi 8 l/100 km a pesar de un recorrido exigente.